La investigadora Anne Cohen-Solal exhuma los informes del espionaje y la persecución de la policía francesa al artista malagueño durante décadas antes de convertirse en héroe nacional
Escribes Picasso en Google y la ristra de adjetivos admirativos superan lo terrenal. Genio y maestro de la pintura del siglo XX y héroe nacional francés y español con su propio museo en París. Pero hace algo más de un siglo las cosas eran muy distintas. Incluso opuestas. El joven Pablo era un pintor inquieto de 19 años recién llegado a Montmartre que estaba lejos todavía de ser reconocido y respetado. Su condición de "espagnol" lo convirtió directamente en un tipo dudoso que además hablaba un francés de espanto que desvelaba su origen malagueño por lo que no tardó en ser vigilado tras convertirse en "sospechoso de querer atentar contra la seguridad del Estado", según la propia policía gala que guarda un voluminoso expediente de extranjería con el número 74.664 y el epígrafe «Ruiz Picasso, Pablo»
Un dossier de documentos ya amarillos que ha exhumado la profesora Anne Cohen-Solal en el libro ‘Un extranjero llamado Picasso’, un contundente ensayo con dimensiones de tesis doctoral que, en el año del 50 aniversario de su muerte y en el marco del programa internacional Celebración Picasso, ofrecen una imagen lejana a la de ese pintor venerado y enaltecido al rescatar a un inmigrante que fue espiado, perseguido y despreciado en una Francia que tardó en aceptar a este hijo adoptivo.
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