© Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2023
El año previo a crear esta pieza, Picasso elaboró una serie de obras, a la que llamó "347", en el estudio de Crommelynck (Mougins, Francia). Suponen una explosión erótica en su arte que exploró encuentros y representaciones de amores pasionales. Los cuadros fueron exhibidos a finales de 1968 en la galería Louis Leiris en Paris. Picasso continúo desarrollando piezas siguiendo la temática del amor y la pasión para así completar la serie, que poco después en 1970, se exhibió en el Palais des Papes de Avignon. Entre esas 165 obras, El Beso ocupa un lugar especial.
En El Beso (Le Baiser) de 1969, resuena la forma apasionada con la que Picasso abordó la misma temática desde 1925, en este caso con los personajes en un casi violento primer plano.
El uso del color blanco cremoso, atravesado por líneas negras que se entrelazan, crea una sensación de enredo y a su vez confiere a este beso una fuerte connotación sexual. Pero llaman la atención los ojos oscuros y densos de ambos personajes, muy característicos de Picasso pero que en este caso presentan una mirada ausente que no se cruza entre los protagonistas. Las líneas entrelazadas de las figuras parecen representar el momento previo a su disolución: el hombre parece erguirse sobre la mujer momentos antes de separarse, o fundirse.
Picasso logra transmitir la complejidad de las emociones humanas a través de un estilo audaz usando la pincelada para evocar la pasión y conexión íntima de los amantes, aunque las miradas vacías y la tensión entre los cuerpos insinúan una historia soterrada de ambigüedades.
Fuentes:
Musée Picasso París: https://www.museepicassoparis.fr/fr/le-baiser-1969
Museu Picasso Barcelona: https://museupicassobcn.cat/es/picasso-y-barcelona/ la-relacion-de-picasso-con-sabartes