Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
© Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2023
Pablo Picasso dio vida a su obra Arlequín con espejo en otoño de 1923, un lienzo que captura no solo su talento, sino también su estado de ánimo y su evolución artística. Con 42 años en ese momento, Picasso ya se había establecido como un artista destacado y valorado a nivel mundial. Sin embargo, transitaba por un periodo de melancolía que se reflejaba en su trabajo, marcado por un cambio creativo. Artísticamente, se encontraba en un momento de un clasicismo particular filtrado por el cubismo.
Esta pintura fusiona personajes del mundo del circo y de la Commedia dell'arte por los que Picasso se sentía atraído. Concretamente, se observa el sombrero de dos puntas característico del Arlequín, comúnmente conocido como bicornio, la vestimenta típicamente acrobática de color malva y los rasgos inexpresivos del Pierrot que convierten el rostro del personaje en una máscara.
La figura central, el imponente Arlequín, es retratada desde una perspectiva cercana que permite una apreciación detallada. El espejo de mano en el que se está observando hace referencia a la reflexión y la introspección. Todos estos elementos y símbolos convergen en una representación que trasciende lo meramente visual y expresa la complejidad que el malagueño experimentaba en su vida interna.
La influencia de la antigüedad clásica tras su viaje de Picasso a Italia en 1917, que abordo la exposición del Museo Arqueológico de Nápoles en Picasso y el mundo antiguo es visible en las expresivas pinceladas. Si bien este viaje marcó un retorno a enfoques más tradicionales, su interpretación no fue una mera imitación, sino el resultado de la libertad artística adquirida en su fase cubista previa. La pintura muestra una contradicción entre el clasicismo del dibujo y la expresiva utilización del color.
Arlequín con espejo (1923) forma parte de la muestra de Picasso. Lo sagrado y lo profano, una propuesta del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en el marco de la Celebración Picasso 1973-2023. En la exposición las obras de Picasso dialogan con pinturas de El Greco, Rubens, Zurbarán, Van der Hamen, Delacroix, una escultura de Pedro de Mena o grabados de Goya. En este caso, el Arlequín se sitúa junto al magnífico Retrato de joven como Sebastián de Bronzino, señalando esa tradición clásica en la que se inserta también el refinado manierismo florentino del XVI.
Fuentes:
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza:
https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/picasso-pablo/arlequin-espejo
EducaThyssen:
RTVE Audio:
https://www.rtve.es/play/audios/los-cuadros-de-pablo/capitulo-1-arlequin-espejo/6848010/