Si algo ha quedado claro tras el año en el que se ha celebrado el 50 aniversario de su muerte es que Picasso no es cancelable.
Narcisista y misógino, Pablo Picasso encarna el genio patriarcal del siglo XX. Maltrató psicológicamente, y en ocasiones, según testimonios, también físicamente, a sus parejas. La vida de tres de las siete mujeres con las que compartió su vida acabó en suicidio.
Él mismo afirmó que sus pinturas eran como las páginas de un diario. Sin embargo, la mayor parte de las cerca de 40 exposiciones celebradas en Europa y Estados Unidos se ha enfocado en puntos concretos de su trayectoria artística, eludiendo los aspectos biográficos.
Así, el Museo Metropolitan de Nueva York ha vuelto a su etapa cubista y el Museo de Bellas Artes de Bruselas se ha centrado en su aportación al arte abstracto. En otros casos, la mirada se ha dirigido a su relación con artistas de su entorno. Cultivó una profunda amistad con Joan Miró, como se aprecia en la muestra del Museo Picasso de Barcelona (hasta el 25 de febrero). También se han rastreado sus vínculos con maestros del pasado. El Kunstmuseum de Basilea traza sus diálogos con El Greco.
La muestra del MNCARS en Madrid (hasta el 4 de marzo) se centra en el año 1906, que marcó un torbellino creativo para el creador. Sus textos inciden en sus apropiaciones de diversas culturas. La cuestión de la apropiación de elementos de arte africano ha sido otro de los puntos más controvertidos en los ataques al artista.
Leer noticia entera aquí