Pendiente
De los 23 volúmenes del catálogo Picasso de Christian Zervos, 13 están dedicados a los últimos 20 años, lo que demuestra la riqueza de las dos últimas décadas del artista. Esta producción se aceleró, aún más, después de 1968, entre 1969 y 1972. A los noventa años, Picasso reafirma que la pintura es, ante todo, una cuestión de deseo, y ofrece al mundo una lección de entusiasmo e invención.
En sus últimos cuadros, la exuberancia expresada por los colores vivos y, sobre todo, por los grandes formatos, atestigua el extraordinario poder creativo del artista en su vejez, y sus dotes, a menudo subestimadas, de colorista que las exposiciones de Aviñón, en el Palais des Papes, en 1970 y 1973, recordarían al público. Vuelven sus personajes conocidos, como los toreros y mosqueteros, y pinta, con el frenesí de un joven y con extrema urgencia, cuadros que parecen tomar forma ante nuestros ojos, para invitar a la pintura, "más fuerte que él y que hizo con él lo que quiso", a nuevas aventuras: el final del principio.