© Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2023
Una de las razones por las que la obra de Pablo Picasso es tan diversa y amplia es por los numerosos viajes que realizó a lo largo de su vida: desde sus primeros años en España, donde se inspiró en la cultura y las tradiciones locales, pasando por su tiempo en París, donde entró en contacto con los movimientos artísticos más vanguardistas, su estancia en el sur de Francia y hasta sus viajes a otros lugares del mundo. En cada uno de sus destinos, Picasso encontró una fuente de inspiración que reflejó en su obra.
Picasso y España:
Para entender la importancia de los viajes en la vida de Picasso es fundamental mencionar su conexión con España, su país natal. Picasso nació en Málaga en 1881 y su amor por su tierra natal se plasmó en su obra a lo largo de su vida. Vivió en La Coruña, Madrid y Barcelona, donde comenzó a frecuentar los círculos intelectuales de vanguardia. Aunque Picasso pasó la mayor parte de su vida adulta en Francia, su vínculo emocional con España nunca desapareció. De hecho, en muchas de sus pinturas se pueden encontrar referencias históricas o culturales como la iconografía española y andaluza, como los toros y el flamenco.
Picasso no volvería jamás a España después de 1934 pero mantuvo siempre una conexión vital con su país natal cuya herencia cultural le sirvió de inspiración artística.
Picasso en París:
Tras varios viajes de toma de contacto, Picasso se instala definitivamente en París en 1904. Allí, Picasso conoció a artistas como Georges Braque, con quien inició las exploraciones cubistas, y a poetas y escritores, como Guillaume Apollinaire y Max Jacob.
Durante su estancia en la capital francesa, Picasso se integra con los principales actores de los movimientos artísticos de vanguardia y comienza a explorar él mismo nuevos lenguajes. Estas influencias se reflejan en muchas de sus obras, entre ellas Las señoritas de Avignon, que en los años 40 del siglo XX el MoMA establecerá como nuevo canon del arte moderno.
El viaje a Italia
Picasso también viajó a otros países, lo que amplió su perspectiva artística. Incluso cumplió con la condición académica del viaje a Italia en 1917, interesándose por el clasicismo, especialmente su escultura. Esto se reflejó en su obra posterior, donde se observan formas sólidas, más rotundas en su pintura.
El sur de Francia:
Desde la década de 1940 hasta su fallecimiento en 1973, el malagueño volverá al Mediterráneo en distintas localidades de la costa francesa. La luminosidad y las tonalidades de la Costa Azul también influyeron en su paleta de colores y permitieron añadir un nuevo enfoque a su obra.
Fue en su villa en la ciudad de Antibes donde Picasso creó muchas de sus obras más icónicas, entre ellas retratos de su amante Dora Maar y pinturas de la playa y el mar. Picasso también se aventuró en la exploración de nuevas técnicas artísticas durante su tiempo en el sur de Francia. Experimentó con la cerámica y la escultura, explorando la tridimensionalidad y las posibilidades del arte en relieve. Sus creaciones en cerámica se volvieron populares y reconocidas en la región, y su trabajo en escultura también se vio influenciado por los materiales y las técnicas de la zona.
Picasso encontraba en los viajes una fuente constante de estimulación y renovación creativa. Cada nuevo destino le brindaba una nueva perspectiva, una oportunidad de explorar diferentes culturas, paisajes y formas de vida, alimentando su constante evolución artística.
Fuentes:
John Richardson, Picasso: The Mediterranean Years 1945-1962, 2010
Patrick O'Brian , Picasso: A Biography, 2003
Musée Picasso París https://www.museepicassoparis.fr/fr/les-annees-mediterraneennes