Pastel sobre papel. 49,8 x 39 cm. Museu Picasso, Barcelona
© Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2024.
Este retrato de María Picasso es una de las pinturas emblemáticas del Museu Picasso de Barcelona. Pintada por el artista en 1896, cuando tan solo tenía quince años, fue realizada en un momento singular de su vida: coincidió con la etapa en la que dejaba atrás su infancia en Galicia, iniciaba su adolescencia en Barcelona y comenzaba sus estudios en la escuela de la Llotja.
La obra permaneció en la casa familiar de Barcelona hasta 1970, cuando fue donada al museo por Picasso, donde fue sometida a un proceso de restauración.
Pintar a su madre era un hecho natural para el joven Picasso. En este caso, ha logrado un retrato de referencia que, ejecutado con vehemencia y técnica depurada, destaca respecto a los anteriores apuntes de pequeño formato realizados a doña María. Sorprende la soltura alcanzada por el pintor al emplear un procedimiento complejo como el pastel. Su elección de un formato tan ambicioso, al representar a la modelo a escala real, confiere al cuadro un carácter de oficialidad digno de un pastelista consagrado.
Durante su estancia en Galicia, Picasso estuvo estudiando en la Escuela Provincial de Bellas Artes de La Coruña, donde, bajo la tutela de su padre, profesor del centro, se inició en la práctica académica centrándose en los principios del dibujo. Sus primeras obras fueron principalmente retratos y utilizaba el ámbito familiar como fuente de inspiración, y a sus padres y hermana, Lola, como modelos al ser ellos las figuras más accesibles en aquella época. En la adolescencia, cuando el muchacho ya tiene acceso a otras modelos femeninas fuera del hogar, la figura de la madre y la hermana prácticamente desaparecen de su obra.
En 1895, cuando la familia Picasso abandonó Galicia, el joven conocía ya los principios de la pintura al óleo, pero también utilizaba con destreza otros procedimientos más complejos como la tinta, el pastel o la acuarela.
¿Quién era María Picasso López?
María ha sido una figura en la vida de Picasso que siempre ha pasado muy inadvertida. Sin embargo, la realidad es que la huella que dejó la madre en el artista fue clave, dado que siempre mostró su fe ciega hacía el talento de su hijo. La relación entre madre e hijo fue excelente. No podemos olvidar que Picasso termina firmando sus obras con el apellido materno y le da, de esta manera, fama en todo el planeta.
María Picasso siempre tuvo un semblante de matrona andaluza, de mujer de carácter, pero, tal y como le sucedía a la mayor parte de las mujeres de aquella época, quedó relegada a la órbita doméstica. Había nacido en el seno de una familia de origen italiano por línea paterna; su abuelo había emigrado desde Génova a principios del siglo XIX. María, creció con una madre sola con cuatro hijas y un padre ausente, y sin demasiado dinero.
Referencias:
Museu Picasso Barcelona. Cuadernos de la colección. http://www.bcn.cat/museupicasso/es/coleccion/cuadernos/la-madre-de-picasso/index_es.html
El Blog del Museu Picasso. https://www.blogmuseupicassobcn.org/2020/04/maria-picasso-la-madre-de-picasso/?lang=es