© Sucesión Picasso, VEGAP, Madrid, 2023.
Pintado durante una de las dos breves temporadas en que el artista malagueño permaneció en Madrid, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, este lienzo posee una curiosa historia. Presentado por su autor a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901 y tras haber obtenido como único galardón una mención honorífica, Pablo Picasso optó por no pasar a recogerlo una vez finalizado el certamen. Transcurrido el tiempo, al cabo de varias décadas, la pintura fue localizada y rescatada de su olvido por Enrique Lafuente Ferrari, director a partir de 1954 del entonces denominado Museo de Arte Contemporáneo, entrando así dicha pintura a formar parte de las colecciones estatales.
El gran novelista Pío Baroja relata magistralmente en sus memorias el ambiente y la época en que el pintor realizaba este tipo de retratos femeninos: «Pablo Picasso, cuando estuvo en Madrid, había tomado un estudio hacia la calle de Zurbano, y se dedicaba a pintar de memoria figuras de mujeres de aire parisiense, con la boca redonda y roja como una oblea. Picasso era tipo de mirada aguda, con una sonrisa irónica y burlona». Precisamente una de las más bellas de esas figuras es sin duda esta anónima Mujer en azul, de ampulosa vestimenta y enigmáticos ojos.
Cuadro comentado por Aurelio Torrente.
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