El Año Picasso llega a su fin. 365 días de homenaje al malagueño universal con motivo del cincuentenario de su muerte, en 1973, a los 91 años. Los reyes Felipe VI y Letizia inauguraron en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid la muestra Picasso 1906. La gran transformación. Una selección de piezas que viene a clausurar el mega programa en homenaje al autor de Las señoritas de Aviñón. Hace doce meses, en el mismo centro expositivo, arrancó el Año Picasso, precisamente por acoger en su colección permanente al inmenso Guernica. Se cierra, pues, el círculo en el Reina Sofía.
En el París de 1906
Entramos en el Edificio Sabatini. Allí, en la planta 2, vemos el cuadro Desnudo con las manos juntas, obra que se exhibe en el Museum of Modern Art de Nueva York. La pintura está fechada en 1906, año que vertebra esta exposición. A los 25 años, el joven artista malagueño gozaba de un impulso creativo vital y sensual que definió el arte moderno. 1906 fue para el genio un camino nuevo en su devenir creativo. Vivió aquella juventud en el París de un siglo XX recién estrenado.
Se instaló en el Bateau-Lavoir, en Montmartre. Pese a su edad temprana, deja ver unos criterios estéticos maduros. Dejó atrás la bohemia y el pensamiento negativo y se muestra sensual y experimental. Desarrolla su trabajo en tres registros: el cuerpo, la forma y la interculturalidad. Pese a que la obra de su etapa de juventud suele considerarse como un epílogo del período rosa o como un prólogo a Las señoritas de Aviñón, lo cierto es que no es así. En palabras del comisario de la exposición, Eugenio Carmona, “aunque en Picasso todo es diverso y todo fluye y confluye, en 1906 encontramos una poética propia que evoluciona rápidamente"
En este París de Picasso, fue importante su relación con Fernande Olivier y sus amigos poetas Guillaume Apollinaire, Max Jacob y André Salmon, a los que implicó en su evolución. También, marchantes, como Ambroise Vollard,y coleccionistas como la familia Stein.
Antes de los 25 años, el malagueño trabajó el desnudo como “una práctica artística heredada”, asegura Carmona. A partir de 1906, emergió en el artista “la idea de cuerpo en representación. La relación entre cuerpo y cultura, entre cuerpo y transculturalidad”. 1906. La gran transformación, en colaboración con el Musée Picasso Paris, pone el cierre a este tributo total. Son 120 obras procedentes de colecciones privadas e instituciones nacionales e internacionales que colocan al malagueño como pieza clave del arte moderno. Destacan, entre otras, Busto de mujer joven (de Sucesión Pablo Picasso); Autorretrato, del Musée National Picasso de Paris; Estudio de Mujer con manos juntas: cabeza de mujer, de colección particular; y Desnudo con paños, del Museo Nacional Thyssen Bornemisza de Madrid. Esta retrospectiva se ha unido a la magna celebración en honor a su legado en centros de Málaga, Barcelona, París y Nueva York, entre otras ciudades. Se puede visitar hasta el 4 de marzo.