Picasso, el artista que se rodeaba de estatuas que nadie podía ver

Una visitante se hace un "selfie" junto a una "Cabeza de mujer" (1937) de cemento propiedad del Museo Picasso de Antibes
Una visitante se hace un "selfie" junto a una "Cabeza de mujer" (1937) de cemento propiedad del Museo Picasso de Antibes
Álex Zea, EUROPA PRESS

El museo malagueño del pintor abre una exposición que ahonda en una de sus facetas más desconocidas; es la primera vez que se hace una retrospectiva únicamente de sus esculturas.

La escultura siempre fue algo muy personal, íntimo y hasta improvisado para Pablo Picasso (Málaga, 1881-Mougins, 1973). En unos tiempos –finales del siglo XIX– en los que este arte requería el conocimiento de diferentes técnicas y el uso de materiales resistentes como el bronce, el mármol o la madera, el incipiente creador, siendo todavía un niño, recortaba siluetas en papel. Pero no sería hasta 1902 cuando llegase su primera escultura de arcilla conocida, Mujer sentada, una pieza surgida en el estudio barcelonés de su amigo escultor Emili Fontbona.

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